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La 'terapia sándwich' y otros tratamientos para las manchas que nos preocupan

  • 9 oct
  • 2 Min. de lectura

La Dra. Angie Bech, médico estético y experta en antienvejecimiento en DEMYA, Clínica Picó de Málaga (Que es un Melasma)
Dra. Angie Bech - DEMYA, Clínica Picó de Málaga

El melasma es una de las alteraciones pigmentarias más comunes (y también de las más difíciles de tratar). Se manifiesta en forma de manchas grandes, oscuras e irregulares que aparecen en zonas muy expuestas al sol como la frente, mejillas, mentón o labio superior. Aunque puede afectar a los hombres, es mucho más frecuente en mujeres en edad fértil, especialmente durante el embarazo, con anticonceptivos o en terapia hormonal. 

 

La Dra. Angie Bech, médico estético y experta en antienvejecimiento en DEMYA, Clínica Picó de Málaga, explica que el origen del melasma es multifactorial. “Además de la predisposición genética y las hormonas, influyen la radiación solar, la inflamación y factores vasculares”, informan. 

 

Según la profundidad del pigmento, se distinguen tres formas: epidérmico (superficial y de mejor respuesta al tratamiento), dérmico (más profundo y menos frecuente) y mixto (el más habitual, que combina ambos y requiere un abordaje integral). La clave está en el diagnóstico correcto y en un protocolo adaptado a cada paciente.  

 

Los tratamientos más eficaces combinan tópicos despigmentantes (como ácido tranexámico, kójico o niacinamida), antioxidantes orales (vitamina C, resveratrol, melatonina…), fármacos específicos y tecnologías lumínicas

 

El láser Q-Switched pixelado se emplea en los casos epidérmicos, mientras que los láseres vasculares e IPL se destinan a los melasmas con componente vascular. En los mixtos, la especialista recurre a su “terapia sándwich”, que actúa simultáneamente sobre pigmento y vasos sanguíneos. 

 

El melasma no tiene cura definitiva, pero puede controlarse de forma eficaz. La mejor prevención es una fotoprotección rigurosa con SPF 50+, reaplicada cada 2-3 horas y reforzada con fotoprotección oral. Además, los tratamientos de mantenimiento tras el verano ayudan a prolongar resultados y evitar recaídas. 

 

Durante el embarazo y la lactancia, la prevención es clave, pudiendo emplearse activos suaves como el ácido azelaico o la vitamina C bajo supervisión médica. En la menopausia, la evolución varía según cada mujer, por lo que la constancia en el cuidado sigue siendo esencial. 

 

En palabras de la Dra. Bech, “aunque el melasma no se cura, hoy disponemos de un arsenal terapéutico que permite controlarlo y mejorar la calidad de la piel a largo plazo”. 

 


La Dra. Angie Bech, médico estético y experta en antienvejecimiento en DEMYA, Clínica Picó de Málaga (Que es un Melasma)

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