Platos típicos para no perderse en esta época de frío
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La gastronomía española es un viaje sensorial por sabores, paisajes y tradiciones que cambian de acento en cada región. Más allá de las tapas que conquistan al turista (y a los locales), España guarda una herencia culinaria rica y diversa, construida sobre la paciencia, la estacionalidad y el respeto al producto.

Si hay un símbolo del recetario español, ese es el cocido. En sus múltiples versiones representa la esencia de la cocina de aprovechamiento y el arte de cocinar con calma. En Finca Los Valdespinos, una finca rural que se encuentra entre Madrid y Toledo, llevan 25 años rindiendo homenaje a esta elaboración. Elaborado al modo clásico, en tres vuelcos, combina la sopa de fideos clara e intensa, garbanzos pedrosillanos de Toledo con repollo y salsa cominera, y una pringá compuesta por chorizo, tocino, morcilla, pollo, morcillo y punta de jamón.

En el norte, los guisos y pescados marcan el carácter. La fabada asturiana, contundente y reconfortante, es el retrato perfecto de una gastronomía que se cocina con tiempo y orgullo. En pleno corazón financiero de Madrid, a pocos metros del Paseo de la Castellana, hay un lugar donde Asturias se siente en cada cucharada: La Guisandera de Piñera. En él, preparan este plato tradicional con productos llegados desde su tierra, con las fabas de la I.G.P. Faba Asturiana y el compango –el chorizo y la morcilla– desde Cangas del Narcea. La propuesta se completa con otros platos de cuchara como son sus Verdinas estofadas con marisco y los Callos a la asturiana de Pedro Martino, sin faltar, por supuesto, el famoso cachopo.

En La Bobia también cuentan con este último plato, uno de los últimos grandes éxitos virales, pero en formato XXL. Supera el medio kilo y es uno de los platos más pedidos de sus locales (nos cuentan que sirven cerca de 1.755 cachopos al mes). Lo elaboran con quesos asturianos de primera calidad, alternando Queso Ahumado de Pría y La Peral según la variedad, siempre con el foco en que aporten potencia, aroma y carácter en este sabroso homenaje directo a Asturias.

Entre los asados que hacen historia, destaca el cochinillo segoviano, una joya gastronómica que combina sencillez y perfección. Su piel dorada y crujiente, junto a la carne tierna que se deshace al toque del tenedor, lo han convertido en símbolo de la cocina castellana y en uno de los grandes ritos culinarios del país. Preparado tradicionalmente en hornos de leña, representa el arte de convertir lo simple en extraordinario.
Si quieres disfrutar de este plato sin salir de Madrid, Pabblo incorpora ahora un cochinillo asado a cada servicio de sábado y domingo al mediodía, siguiendo una elaboración inspirada en la tradición castellana más pura, con una cocción lenta y precisa que respeta los tiempos necesarios que requieren su carne tierna y su crujiente piel.



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