Entrevista Maia Curutchet - Directora Creativa SKFK
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En un mundo donde la moda rápida domina escaparates y algoritmos, SKFK se mantiene firme en su compromiso con la sostenibilidad, la justicia social y el diseño consciente. Al frente de esta revolución silenciosa está Maia Curutchet, Directora Creativa de la firma vasca, cuya mirada combina arte, activismo y autenticidad. Desde sus primeros pasos como diseñadora hasta liderar la dirección creativa de SKFK, ha tejido una trayectoria marcada por la coherencia, la sensibilidad estética y el compromiso ético.
Su visión artística, influenciada por el arte contemporáneo y la cultura vasca, se traduce en colecciones que desafían la moda convencional y abrazan la sostenibilidad como principio rector, asentándose sobre un enfoque responsable sin perder frescura ni moda urbana. En esta entrevista, Maia nos abre las puertas a su universo creativo, reflexiona sobre los desafíos de diseñar con conciencia y comparte cómo su recorrido personal ha dado forma a una marca que viste valores, no solo cuerpos.

¿Qué significa la circularidad para SKFK y cómo se aplica en sus colecciones?
La circularidad es una forma de diseñar pensando en el futuro. No se trata solo de reciclar, sino de crear prendas con propósito y responsabilidad. Buscamos que cada pieza tenga una vida larga y que, cuando llegue su final, pueda volver a empezar: repararse, transformarse o reciclarse. Es una mirada más completa sobre lo que significa hacer moda hoy.
¿Cómo se diseña una prenda con la técnica Zero Waste sin generar desperdicio de tejido?
Con las prendas Zero Waste asumimos un gran reto creativo, pero también un compromiso medioambiental. Más que una técnica, lo entendemos como una manera de pensar el diseño desde el origen. El objetivo principal es que no se desperdicie tejido al cortar el patrón, por eso trabajamos las piezas de manera que aprovechen al máximo el ancho de la tela. Este enfoque nos lleva naturalmente hacia formas más geométricas y rectangulares, una estética que está muy presente en nuestro ADN.
¿Qué retos creativos y productivos implica trabajar con este tipo de patrones?
En lugar de adaptar el tejido al diseño, con el Zero Waste adaptamos el diseño al tejido. Hay que repensar el diseño desde el principio: cada línea del patrón cuenta, porque cualquier modificación puede generar desperdicio. El principal reto está en encontrar el equilibrio entre funcionalidad, estética y aprovechamiento del tejido, y también en crear un diseño de talla única que favorezca a todos los cuerpos. Diseñar bajo las reglas del Zero Waste puede parecer una limitación, pero en realidad abre nuevas vías de creatividad. Tener que aprovechar todo el tejido te obliga a pensar diferente, a salir de lo habitual y buscar soluciones nuevas. A veces de esas restricciones surgen formas o estructuras inesperadas que enriquecen el resultado final.
¿Por qué es importante para ustedes apostar por el algodón con certificación Fairtrade?
Para nosotros, Fairtrade es mucho más que una etiqueta, es un compromiso. Significa construir relaciones de confianza y transparencia con quienes están en el origen del proceso. Desde 2016 trabajamos directamente con la cooperativa Chetna en la India, de donde proviene la mayoría del algodón orgánico que utilizamos. El sello Fairtrade garantiza precios justos, estabilidad económica y recursos que se reinvierten en las comunidades, en forma de educación, acceso al agua o infraestructuras. Pero, sobre todo, representa una manera distinta de entender el valor de una prenda: su valor empieza en la tierra y en las personas que la cuidan.
¿Qué beneficios aporta a los agricultores la colaboración con la cooperativa Chetna en India?
Chetna es mucho más que un proyecto agrícola: es una red que empodera a miles de pequeños agricultores en su transición del cultivo convencional al algodón orgánico y regenerativo. Les ofrece formación gratuita para crear fertilizantes naturales, a cambio de dejar de utilizar fertilizantes químicos. El impacto va más allá del cultivo: promueve la autosuficiencia, la educación y el bienestar comunitario, con programas de alfabetización de mujeres y proyectos que facilitan el acceso al agua potable. Nuestra colaboración con Chetna nos recuerda que detrás de cada prenda hay manos, historias y decisiones que pueden transformar realidades.
¿Cómo concilian la producción internacional con su raíz local en el País Vasco?
Para nosotras, lo local no es solo un lugar físico, sino una manera de crear con sentido. Diseñar desde el País Vasco nos conecta con nuestras raíces, nuestra cultura visual y nuestros ritmos, y nos permite desarrollar los estampados y todo el trabajo creativo directamente en nuestras oficinas. Al mismo tiempo, buscamos producir lo más cerca posible de la materia prima, combinando lo local y lo global de manera complementaria. Lo que realmente importa no es dónde se produce, sino cómo se produce: reduciendo la huella de carbono, apoyando comunidades y fomentando prácticas que regeneran suelos y mejoran la vida de las personas. Así conseguimos que nuestra cultura y comunidad crezcan en lo local, mientras generamos impacto positivo a nivel global.
¿Qué papel juega la trazabilidad en un sector tan opaco como el textil?
La trazabilidad es clave para generar confianza. En SKFK, hemos sido los primeros en incorporar “Clear Fashion”, una herramienta que nos permite ofrecer toda la información de una prenda: de dónde viene cada material, quién lo ha transformado y bajo qué condiciones. No es solo un ejercicio técnico, sino una forma de hacer visible lo invisible, mostrando que detrás de cada prenda hay decisiones conscientes, personas y procesos responsables. Para nosotras, la transparencia es una manera de actuar con honestidad e invitar al consumidor a conocer y valorar el verdadero origen de su ropa.
¿Qué medidas han adoptado para reducir el impacto ambiental en procesos como el teñido o el hilado?
En el teñido, damos prioridad a técnicas que minimizan el uso de agua y productos químicos. Solo colaboramos con talleres que utilizan tintes certificados OEKO-TEX y sistemas cerrados de tratamiento de aguas, capaces de recuperar hasta el 96% del agua empleada. Además, analizamos regularmente nuestros tejidos para garantizar la ausencia de sustancias nocivas. El confeccionar nuestros tejidos desde cero nos permite tener una trazabilidad completa de nuestras prendas, incluido el hilado. Nuestro objetivo es que cada hilo que entra en nuestras colecciones tenga trazabilidad y certificaciones como GOTS, OCS o Masters of Linen, que aseguran estándares ambientales y el origen de la fibra.
¿Qué desafíos consideran que siguen pendientes en la moda sostenible?
Cada año producimos ciento cincuenta mil millones de prendas, una cifra que evidencia la magnitud del desafío ambiental que enfrentamos. El único camino realmente exitoso hacia la descarbonización pasa primero por cambiar la lógica del consumo y abandonar el modelo de negocio actual basado en la producción masiva. Solo una vez dentro de un modelo más virtuoso y sostenible tiene sentido reducir las emisiones trabajando en la cadena de suministro. De lo contrario, una cadena descarbonizada que continúa alimentando un consumo de masas de un recurso limitado no es más que greenwashing.
¿Creen que producir localmente siempre equivale a ser más ecológico?
No necesariamente. Lo local tiene un enorme valor porque favorece la transparencia, la trazabilidad y la conexión con la comunidad, pero la sostenibilidad depende más del cómo que del dónde. En SKFK producimos lo más cerca posible de la materia prima para reducir la huella de carbono y fortalecer economías locales en cada etapa de la cadena. Así, por ejemplo, nuestro algodón orgánico Fairtrade se cultiva y transforma en India, mientras que nuestras colecciones bajo demanda se confeccionan en el País Vasco francés, a partir de restos de tejidos.
¿Cómo puede la moda convertirse en una herramienta de transformación social?
A diferencia de otros productos, la moda posee un poder emocional extraordinario, puede inspirar, generar cambios, contar historias y dar forma a futuros que deseamos alcanzar.
¿Qué papel juega el diseño en la educación del consumidor hacia un consumo más responsable?
Para nosotras el diseño debe ser una herramienta para combatir el consumo excesivo. Desde SKFK, desafiamos el ritmo acelerado de la industria creando colecciones atemporales que promueven la sostenibilidad emocional de la ropa. En 2009 lanzamos nuestro servicio de alquiler, en 2022 incorporamos garantías de por vida y en 2024 ampliamos nuestro compromiso con un servicio de segunda mano. Creemos firmemente que la moda puede liderar un consumo más responsable fomentando la durabilidad emocional, ese vínculo afectivo que nos une a las prendas más allá de su uso físico a través de los recuerdos, los valores y la confianza en las marcas. Al reducir el número de colecciones, priorizar la calidad atemporal y multifuncional, y ofrecer ecosistemas de alquiler, reparación, trueque y reventa —como hacemos en SKFK—, combatimos la obsolescencia psicológica que alimenta la fast fashion. Además, impulsar leyes que garanticen trazabilidad, reparabilidad y límites a la sobreproducción permitirá tejer una relación más honesta con lo que vestimos. Diseñar con sentido es, en definitiva, una forma de educar y de inspirar a hacer más con menos, sanando poco a poco nuestro sobreconsumo.
¿Hacia dónde creen que se dirige el futuro de la moda ecológica?
El futuro de la moda será regenerativo o no será. La sostenibilidad ya no puede limitarse a reducir el daño, debe generar un impacto positivo sobre las personas y los ecosistemas. Nos dirigimos hacia un modelo basado en la circularidad, donde las prendas se conciben para tener varias vidas, y donde reparar, alquilar o reciclar se integren de forma natural en los hábitos de consumo. La tecnología y la trazabilidad jugarán un papel esencial, permitiendo medir con precisión la huella de cada producto. Las certificaciones serán más rigurosas, y la transparencia se convertirá en una exigencia, no en una opción.
En SKFK trabajamos para alcanzar esa visión, combinando innovación con valores: energía renovable en toda nuestra red, objetivos de reducción de emisiones basados en la ciencia, materiales regenerativos y alianzas que nos ayuden a seguir aprendiendo. Creemos que el futuro de la moda no está en producir más, sino en producir con sentido, con propósito y con respeto.



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