Minimalisim by Jaime Mongue
- 1 jun
- 6 Min. de lectura

El arte contemporáneo español cuenta con la figura y la obra de Jaime Monge, un pintor y escultor formado como arquitecto. Quien optó por seguir el camino pictórico, con una sólida base de estructuras sumergidas en un mundo imaginario y figurativo, es un artista nacido en Madrid hace treinta y cuatro años. De inconfundible estilo, una de las figuras más prometedoras del arte contemporáneo español combina la precisión y las líneas depuradas de la arquitectura con un espíritu libre y creativo.
Su peculiar minimalismo y su alto poder simbólico, recuerda al gran maestro Juan Genovés. Y es que Monge plasma en sus obras emociones, recuerdos y experiencias que cristalizan en paisajes y siluetas de pequeños personajes que juegan, se relacionan, crean historias y dejan espacio a la interpretación de cada espectador. Son cuadros expresivos, que muestran, en definitiva, una pintura viva que invita a disfrutarla.
Tras su primera exposición individual, en junio de 2022 en la Galería Whitelab de Madrid, Jaime Monge ha mostrado su arte en grandes citas como las ferias de arte contemporáneo Estampa y la Semana de Arte de Madrid, la Tokyo Art Fair, la FIABCN en Barcelona o la Red Dot de Miami, además de exponer en la Azur Gallery de Berlín. Su obra está presente en colecciones privadas como la de la actriz Eva Longoria, el humorista británico James Corden o los deportistas españoles Rafa Nadal, Rudy Fernández, Dani Carvajal, Mikel Arteta o Jorge Martín.
Esta trayectoria basada en la elegancia, líneas claras y cuidado por los detalles, le han llevado a confluir con el concepto del nuevo Opel Grandland y a ser el mejor embajador para este SUV innovador, sostenible y revolucionario. Como la obra del madrileño, el Opel Grandland predica seguridad, espacio y status, destacando entre los de su categoría por un diseño elegante y minimalista, con líneas claras y bien definidas. Buque insignia de la “Greenovation” de la marca alemana, es la clara apuesta por la sostenibilidad merced a una gama totalmente electrificada.
¿Qué empuja a un arquitecto a dedicarse a la pintura figurativa?
Siempre he pintado, quizás en una forma menos abstracta, y siempre ha estado presente la pintura como una inspiración personal, o como parte de los proyectos e ideas. Ha sido una forma de explorar visualmente ideas y conceptos antes de trasladarlos al ámbito arquitectónico. Pensar y crear siempre ha sido inseparable de un lápiz y una hoja de papel.
¿En qué momento decide adentrarse en este mundo del arte? ¿Cuál ha sido su trayectoria?
Siempre he visto la pintura como una forma de expresar ideas y emociones, y la he utilizado cuando necesitaba evadirme o romper moldes, como una forma de desconexión personal. El momento en que decidí mostrar al público la obra en la que había estado trabajando llegó después de la pandemia. Fue un período de reflexión intensa en el que decidí abrirme y empezar a crear con la intención de compartirlo con el mundo. El salto a la carrera artística comenzó de manera paralela a la arquitectura. Al principio, compaginaba ambas facetas, pero luego decidí dejar de lado las ataduras de la parte más técnica de la arquitectura y liberar la creatividad. Fue entonces cuando realicé la primera exposición en solitario en Madrid. Posteriormente, me concentré completamente en el arte, lo que me permitió participar en ferias nacionales como Estampa y SAM. Con el tiempo, tuve una estrategia más global, y he expuesto en ciudades como Berlín, Londres, Miami y Tokio, algo que considero grandes logros y me han aportado aprendizajes.
Su pincel mueve personas sin rasgos, sin identidad, en movimiento, tal vez paseantes de un universo. ¿Qué le impulsa o anima a explorar este mundo imaginario?
Es mi forma de reflejar a las personas para que conecten con todos los demás, sin ningún prejuicio. El concepto de los paisajes humanos nace de mi experiencia como arquitecto, en la que he tenido que comprender el comportamiento humano, cómo actúan y qué buscan. En la arquitectura, esto es esencial para crear espacios que se adapten a sus necesidades. A la hora de crear, estas masas humanas representan el elemento fundamental que da sentido a la composición. No hay verdadera arquitectura sin personas, al igual que mis obras carecerían de escala o significado sin ellas.
También vemos que lo más elemental se convierte en obra a través de sus composiciones. ¿Cómo explica este desarrollo?
Imagino que eso tiene que ver con mi formación técnica. Considero que la composición es un pilar fundamental en cualquier obra, ya que tiene un impacto directo sobre las emociones que se desean transmitir. Mi obra se concibe como un espacio de reflexión y calma. Aunque los paisajes humanos puedan evocar la energía de una ciudad activa, siempre incorporo un elemento de serenidad, como un espacio vacío o un contraste de formas, que busca generar paz en quien la observa.
¿Cómo definiría su técnica pictórica?
Es un proceso abierto, en constante evolución. Encontrar una definición precisa ha sido un reto. Sin embargo, hoy en día definiría mi estilo como una fusión de abstracción geométrica y pintura esquemática, con un enfoque en la simplificación y la pureza de las formas.
¿Qué hay de Jaime Monge, de su interior y personalidad, en su pintura? ¿Qué trasmite a través de sus obras?
Creo que toda obra refleja una parte del artista, tanto su conocimiento como su estado emocional y personal. Se podría decir que la obra de un artista cambia conforme lo hace su vida. La parte técnica de mi obra está influida por la arquitectura y se ve con claridad en la organización y precisión de los trazos, pero también hay una parte más lúdica y espontánea que proviene de mi niño interior. Ser padre recientemente ha sido un cambio significativo, ese sentido de inocencia y color se refleja de manera natural en mi trabajo.
¿Cuál ha sido el momento más importante de su carrera o su mayor reto profesional?
Sin duda, el mayor desafío fue decidir dedicarme de lleno al arte dejando atrás un campo tan estable como la arquitectura. Desde esa decisión, cada paso ha sido un reto constante, ya que siempre estoy aprendiendo y evolucionando. Este proceso me obliga a tomar decisiones clave para el futuro.
¿Cómo llega el momento de poder ser embajador de una firma de automoción, concretamente del nuevo Grandland de Opel? ¿Hay algún concepto que una un vehículo, el nuevo SUV, a sus obras? ¿Qué hay de su obra en este coche y, en general, de la marca?
La relación con Opel comenzó de forma muy orgánica, ya que mi marchante tenía una relación próxima con ellos. Más recientemente he tenido la oportunidad de acercarme a la marca y sus valores, y eso ha creado una conexión mucho más profunda. El diseño elegante y la sofisticación de sus coches me resonaron mucho, y cuando conocí al equipo de diseñadores detrás del Grandland entendí que el arte no solo se encuentra en un lienzo, sino también en objetos como estos. Si tuviera que señalar un concepto común, sería la sutileza y el perfeccionismo, tanto en el coche como en mi obra. El Grandland comparte con mi pintura la elegancia en sus líneas y la seguridad de transmitir un mensaje claro y firme.

¿Qué busca en un vehículo? ¿Qué pide a un coche?
Además de los detalles y todo lo técnico, para mi es importante la seguridad y disponer de espacio, ya que he sido padre hace poco. Además, como artista ese espacio es fundamental para mover mis obras y todas mis cosas y así poder pintar en cualquier lugar.
¿Por qué ha elegido conducir un eléctrico? ¿Qué ha encontrado al conducir el Grandland?
Los vehículos eléctricos son el presente y el futuro. Instalé un cargador en casa sin conducir un coche eléctrico porque tenía claro que el próximo lo sería. Es una elección coherente con los valores que me representan y el deseo de reducir el impacto ambiental. Por otra parte, el Grandland me ha brindado una sensación de seguridad y tranquilidad al conducir que ha superado todas mis expectativas. Es un coche que permite disfrutar del viaje de una forma única, como si fuera una extensión de mis pensamientos.
¿Cómo ve su futuro profesional? ¿Algún proyecto en marcha?
Mi evolución como artista es constante, siempre con nuevos proyectos en mente. Una visión a largo plazo seria ver mi obra en grandes colecciones internacionales y, si es posible, en museos importantes. Otro objetivo constante es seguir creciendo y expandiendo mi arte más allá de las fronteras tradicionales. Actualmente, estoy trabajando en un proyecto de escultura que me emociona profundamente. Es una forma de explorar nuevas formas de expresión artística y conectar de manera más tangible con la creación. Siempre he admirado a los grandes escultores clásicos. Por otra parte, sigo colaborando con la fundación Global Gift de María Bravo y Eva Longoria y estoy pintando una pieza muy especial para la próxima gala en Suiza. Para mí es importante que mi arte también siga haciendo un bien social directo, más allá de lo artístico.










Comentarios