Los grandes eventos y el mercado del lujo

La 39ª edición de los Premios Goya del pasado sábado acogidos por Granada es un claro ejemplo de la estrecha relación entre los grandes eventos y su exposición, y cómo las marcas de lujo no dudan en estar presentes en ellos. Cada cita no es sólo una oportunidad para destacar el talento cinematográfico español -recompensado con las estatuillas-, sino para apreciar la elegancia y sofisticación de los asistentes a su paso por la alfombra roja. 

Actores y actrices deslumbran con diseños de alta costura y joyas de renombradas firmas nacionales e internacionales, convirtiendo la noche en un inmenso escaparate de moda y glamour. La apuesta es clara y transversal: un homenaje al arte y a la creatividad que caracteriza al cine español.Este evento de referencia del cine español es una plataforma crucial para las marcas de moda y joyería. Cada vestido, joya o accesorio recibe miles de miradas, comentarios y, con suerte, sus portadores y portadoras pasan a engrosar las listas que conforman los preciados rankings de los “Mejores vestid@s”.

Los que primero se someten a la opinión del público son sus presentadores. Maribel Verdú aparecía vestida de Alberta Ferretti mientras su compañera de escena Leonor Watling lucía un impresionante vestido de la firma española Redondo Brand. No fueron las únicas compañías en vincularse a ellas, pues a lo largo de la extensa gala se las veía enfundadas en varios diseños de Yolancris, Acromatyx, Teresa Helbig o Palomo Spain.

Para lograr captar la atención del mayor y diverso público, hubo quienes sacaron las elecciones de nuestras fronteras. El sector femenino buscaba el look idóneo confiando en apuestas internacionales como Armani Privé -que vistió a Juana Acosta y Alejandra Silva-, Carolina Herrera New York que se encargaba de hacer brillar a Aitana Sánchez-Gijón y Marta Nieto o Stéphane Rolland, que hacía lo propio, una vez más, con Nieves Álvarez. Macarena García, nominada a Mejor Actriz de Reparto por Casa en flames, eligió un elegante vestido negro de terciopelo de Dior y Mirela Balić se decantaba por Jean Paul Gaultier.

Las firmas españolas lograron sumar a sus filas a una de las estrellas de la velada, Chiara Ferragni, que en esta noche tan especial unía su destino al de Zé García. Aura Garrido y Natalia de Molina confiaron en Redondo Brand, Lucía Jiménez en el cordobés Andrew Pocrid, Alba Planas paseaba con un vestido de Alicia Rueda, y Aixa Villagrán, nominada a Mejor actriz de reparto por La virgen roja, llevaba un look del asturiano Arturo Obegero. Patricia López Arnaiz, por su parte, apostaba por la casa Loewe, mientras Lola Índigo apostaba por Sybilla.

Entre “ellos”, grandes apariciones como la de Omar Ayuso con Bottega Veneta, Enric Auquer que destacó con un traje de Carlota Barrera, Quim Gutierrez de Dior o Jorge Drexler, elegante, de Etro. También Tamar Novas, de Amiri, Miguel Bernardeau de Fursac, Ricardo Gómez de la firma Dsquared o Javier Ambrossi y Javier Calvo, ambos, juntos como siempre, y de Vivienne Westwood. Uno de los triunfadores de la noche, C. Tangana -se hizo con dos estatuillas- recogía éxito vestido con la magia de Loewe. El mejor y necesario cierre a todo vestido que se precie lo compone una joya. La presencia de marcas nacionales de joyería como Suarez -elegida por Marta Nieto o Los Javis- o Rabat -que acompañó a Macarena García, Clara Segura, Enric Auquer, o a la novia de España de la noche, Kira Miró- garantizaba recibir miradas. Lola Índigo, Laura Weissmahr (ganadora del Goya a Mejor Actriz Revelación) y Rigoberta Bandini apostaron por piezas diseñadas por la joven marca Suot Studio, mientras Mumit adornaba a Macarena Gómez o Malena Alterio, garantizando que la imagen permanezca grabada en las retinas.

Al más alto nivel, Bvlgari formaba parte del look de la protagonista del Goya de honor Aitana Sánchez-Gijón, Ester Exposito, la espectacular modelo Nieves Álvarez y Tamar Nóvas. Tampoco faltó Cartier quien acompañó los looks de María Luisa Mayol y Miguel Bernardeau. Si quedaban dudas, se han disipado. Los Goya son un EVENTO con mayúsculas, y superan con mucho lo que mínimamente se exige a una reunión cinematográfica. Una vitrina de exposición del gran lujo y una de las red carpets más comentadas de nuestro país.