La celebración de un ritual muy nuestro
- 19 sept
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Actualizado: 22 sept
En España, pocas costumbres son tan queridas como la del aperitivo. Ese momento previo a la comida en el que nos reunimos con amigos o familia alrededor de una mesa, con una bebida en mano y un picoteo que abre el apetito, se ha convertido en todo un ritual social y cultural. Tanto es así que cuenta con su propio día, una fecha que reivindica la importancia de esos instantes de disfrute que mezclan gastronomía, conversación y tradición.
El aperitivo no es solo “un previo a la comida”: es una caña bien tirada, un vermut con su rodaja de naranja o un vino fresco, mientras en el centro de la mesa aparecen banderillas, aceitunas, patatas fritas, croquetas, mejillones en escabeche o gildas. Ya sea en un bar histórico o en una terraza moderna, el aperitivo es esa pausa deliciosa que nos recuerda que el placer de compartir es el mejor de los brindis.

En la capital es imprescindible la tradición del vermut de grifo en tabernas clásicas como Bodegas Rosell o Casa Gerardo. También las nuevas opciones del barrio de Chamberí, donde se mezclan lo castizo y lo contemporáneo, como Hermanos Vinagre.

Los domingos en Barcelona, las terrazas en el Born o Poble-sec se llenan para dar culto al aperitivo. Sitios como Tapas Lobito cuentan con una carta fresca y dinámica, con propuestas como gildas, croquetas y tortilla. Un plan gourmet en toda regla.

En Sevilla, la tapa es inseparable del aperitivo. Un fino o una manzanilla en Casa Morales o El Rinconcillo es un clásico. Ubicado en la ribera del río Guadalquivir, el restaurante Río Grande se ha convertido en el place to be por excelencia desde su apertura este verano, a orillas del Guadalquivir y con vistas a la Torre del Oro.

En Bilbao y San Sebastián hay un protagonista inigualable: las gildas, con su toque picante. Pero, además, están esas barras llenas de pintxos con opciones para todos los gustos. Podemos destacar el txangurro de El Globo, un bocado en el que el paladar será obsequiado con un festival de sabores, pero sería quedarnos cortos con la maravillosa gastronomía del País Vasco.



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