Este es el universo donde la belleza es mucho más que un accesorio
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YVES SAINT LAURENT, UNA DE LAS MAISONS MÁS EMBLEMÁTICAS, ATRAVIESA UN MOMENTO HISTÓRICO. RECIENTEMENTE POSICIONADA COMO LA MARCA NÚMERO UNO EN EL PRESTIGIOSO LYST INDEX, LA CASA FRANCESA REAFIRMA SU DOMINIO CULTURAL EN UNA ERA DE CAMBIOS VERTIGINOSOS. YSL ES MUCHO MÁS QUE MODA, UNA DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS, Y SU DIRECTOR GENERAL PARA ESPAÑA Y PORTUGAL, ABDEL JAHOUL, TIENE LA EXCLUSIVA.

ABDEL JAHOUL ES UN DIRECTIVO DE TRAYECTORIA FORJADA ENTRE PARÍS, NUEVA YORK, MIAMI Y MADRID QUE RESPIRA LOS MISMOS CÓDIGOS DE MESTIZAJE Y AUDACIA QUE EL GRAN FUNDADOR DE YSL. DE PADRE MARROQUÍ Y MADRE ESPAÑOLA, CRIADO EN LA CUNA DEL IMPRESIONISMO FRANCÉS, JAHOUL ENCARNA LA MULTICULTURALIDAD Y LA PASIÓN POR EL "AQUÍ Y AHORA".
BAJO SU LIDERAZGO, YSL BEAUTY NO SOLO BUSCA EMBELLECER, SINO EMPODERAR. DESDE LA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA CON DISPOSITIVOS DE PERSONALIZACIÓN EN EL HOGAR, HASTA EL COMPROMISO SOCIAL INQUEBRANTABLE CON EL PROGRAMA “EL ABUSO NO ES AMOR”, JAHOUL NOS DESVELA CÓMO SE DIRIGE UN GIGANTE DEL LUJO EQUILIBRANDO LA POESÍA DE LA CREACIÓN CON LA EXIGENCIA DEL MERCADO GLOBAL.
¿Cómo definiría la esencia y el momento actual de Yves Saint Laurent como marca de belleza?
Estamos viviendo un momento absolutamente histórico. Por primera vez, nuestra casa de moda ha entrado como número uno en el ranking del Lyst Index, lo cual dice muchísimo de la potencia de la marca en un contexto donde la industria de la moda está sufriendo cambios de dirección artística sin precedentes. Mientras otras marcas intentan reescribir sus códigos, el estilo de Saint Laurent se vuelve más nítido: una silueta consistente, una sensualidad pulcra y una conciencia inquebrantable que trasciende las tendencias. Esto nos lleva a la célebre frase de Monsieur Saint Laurent: "La moda pasa, el estilo permanece".
Este éxito celebra esa permanencia y en belleza, estamos obsesionados con capturar ese espíritu. Nuestro lema interno es que YSL Beauty “viste el cambio”. Se trata de equilibrar siempre el legado atemporal de la maison con una audacia moderna. Y es esa conexión con las nuevas generaciones la que explica nuestro éxito actual. Otro ejemplo es nuestro perfume icónico femenino, Libre, una palabra poderosa que conecta profundamente con la época actual. La libertad es el lujo definitivo hoy en día, algo frágil que, como vemos en el mundo, se te puede arrebatar en un instante. Por eso, nuestros productos, ya sea maquillaje o fragancias, son herramientas de empoderamiento. Buscamos que el consumidor se sienta intensificado: más seductora con una fragancia, más segura con un fondo de maquillaje.
Actualmente somos Top 3 en el mercado español, un logro inmenso considerando que hace diez años estábamos en el Top 13 y mi ambición es clara: llevar esta marca al número uno, porque conecta de verdad con el pulso de la época.
¿Cómo se trabaja el ámbito de la belleza dentro de la estrategia global de esta marca icono del lujo y la elegancia?
Nos inspira otra frase de Monsieur Saint Laurent: "El mejor maquillaje de una mujer es la pasión". La belleza en YSL no es algo complementario o secundario, sino que forma parte intrínseca de la casa, al mismo nivel que un bolso o un traje. De hecho, para mucha gente, la puerta de entrada al universo de la marca es la belleza, ya sea a través de un labial o una fragancia.
Sin embargo, no basta con tener un nombre potente. El consumidor de hoy es extremadamente experto y reconoce la performance intrínseca del producto. Por eso ponemos un esfuerzo titánico en la innovación y la investigación. Es cierto que nuestros compactos o labiales son objetos de deseo inspirados en los códigos de moda de la casa -como el diseño Cassandre o los acabados de alta costura—, pero lo que hay dentro es vital.
En nuestros test a ciegas (blind tests), las fórmulas obtienen resultados excelentes. Pero ocurre algo fascinante: cuando el consumidor sabe que el producto es YSL, sus expectativas se disparan. Esperan colores más potentes, pestañas más luminosas, una experiencia superior. No podemos entregar solo calidad: tenemos que entregar una experiencia que esté a la altura del mito. Cuidamos cada detalle sensorial, desde el sonido del "clic" al cerrar un labial, que envía un mensaje al subconsciente de seguridad y lujo, o el aroma a mango jugoso de nuestros labiales Shine, que los hace adictivos. Es nuestra obsesión por la excelencia en los cinco sentidos.
¿Cómo equilibra la herencia de la maison con la innovación contemporánea? ¿Cómo integran la tecnología en el desarrollo de productos YSL?
Es un diálogo constante a nivel creativo. La desnudez, por ejemplo, siempre ha estado en el corazón de Saint Laurent, con aquella frase "No hay nada más hermoso que un cuerpo desnudo". Para honrar esa herencia y traducirla a la innovación, creamos el tono de labial Nude Lavallière 44. Gracias a la tecnología de nuestros laboratorios, logramos un equilibrio perfecto de pigmentos rosas fríos y cálidos que hace que el tono sea universal. En una piel pálida resalta el rosa; en una piel morena, el matiz cálido. Se adapta y realza a la persona que lo lleva.
También jugamos con la dualidad masculino-femenino, el estilo andrógino que es icónico en la marca desde el esmoquin. En Libre, introdujimos la lavanda —tradicionalmente masculina en perfumería— en una fragancia femenina. Y al revés, en nuestra fragancia masculina MYSLF, nos atrevimos a incluir flor de naranjo de Túnez, aportando una calidez y una vulnerabilidad moderna que otras marcas no se atreverían a tocar. No somos nostálgicos, estamos obsesionados con el "aquí y ahora". Capturamos la esencia del momento, como siempre hizo Saint Laurent.
¿Qué elementos, en general, considera imprescindibles aportar en cada colección de YSL?
La audacia es el primero. Ser audaz significa tener un punto de vista fuerte que crea tendencias, no que las sigue. Cuando lanzamos Black Opium con una sobredosis de café, la gente dudaba y hoy es un estándar que ha creado una adicción y conecta con la generación que busca energía.
Segundo, la excelencia sensorial y el empoderamiento: cada producto debe tener un valor emocional que haga sentir a quien lo usa más fuerte y seguro. Tercero, el diseño y los códigos de moda. pues el objeto debe ser una joya. Finalmente, la relevancia cultural. Debemos ser un reflejo del hoy y por eso trabajamos con figuras como Dua Lipa o Aitana, que están en su prime y representan la voz de su generación. No se trata de contratar celebridades por contratar, sino de crear vínculos orgánicos con "amigos de la casa" que comparten nuestros valores de libertad y subversión. Son uniones coherentes y a largo plazo.
¿Qué métricas utiliza para evaluar el impacto creativo y, por otro lado, el comercial de una colección?
Para el impacto creativo y de marca, medimos la resonancia emocional: menciones en medios, sentimiento en redes sociales, uso de hashtags y, por supuesto, los premios y reconocimientos de la industria. En lo comercial, nos fijamos más en el valor que en el volumen, porque somos una marca de lujo. La penetración de mercado y el crecimiento son vitales para saber que la marca sigue "viva" y saludable.
Pero hay un indicador clave para mí: la tasa de repetición y fidelidad. El marketing puede ser muy sexy y convencerte de comprar una vez (es el momento de la seducción). Pero si el producto no funciona, no repites. El momento de la verdad es la recompra. Nuestras fragancias icónicas y nuestros productos de maquillaje tienen tasas de fidelidad altísimas, lo que confirma que la calidad está a la altura de la promesa.
¿Cómo se comunica la ciencia que lleva consigo los productos al consumidor final sin perder el atractivo emocional de imagen que los caracteriza? O, en otras palabras, ¿cómo se equilibra con la exigencia estética y de lujo?
En nuestra línea de tratamiento Pure Shots, por ejemplo, nos enfocamos en lo que llamamos "ciencia urbana". Sabemos que el estilo de vida actual —la contaminación, el estrés, la falta de sueño, la dieta rápida, el ritmo frenético— son factores que aceleran el envejecimiento de la piel. Vivimos con intensidad, como si la vida se acabara mañana, y eso tiene un precio en la piel.
No comunicamos la ciencia con frialdad clínica, sino conectándola con ese estilo de vida. Ofrecemos "chupitos" (shots) de ingredientes puros (aminoácidos, péptidos, ácido glicólico) que atacan esos factores agravantes específicos. Es una ciencia honesta que encaja con el lifestyle de YSL: te empoderamos para que vivas intensamente, mientras nosotros cuidamos tu piel con precisión tecnológica y botánica.
Háblenos de su trayectoria profesional. ¿Hay alguna ciudad, artista o época que le haya marcado especialmente?
Soy una mezcla de muchas cosas: sangre marroquí por mi padre, española (andaluza) por mi madre, aunque francés de nacimiento y crianza. Crecí en Giverny, el pueblo de Claude Monet, la cuna del impresionismo. Estar rodeado de esa explosión de arte y color desde niño, cerca del río Sena, me despertó una sensibilidad especial. Luego París, a donde me mudé a los seis años, me formó con su exigencia estética: París es la dueña de la moda.
Pero Marrakech fue un punto de inflexión, tanto para Monsieur Saint Laurent como para mí. La sensualidad de la cultura oriental, los colores del zoco, el Jardín Majorelle... esa intensificación de los sentidos es algo que llevo dentro. Y, por supuesto, mi paso profesional por Nueva York y Miami me inyectó el espíritu americano del "Think Big", esa idea de que no hay límites y todo es posible. Estar hoy aquí liderando esta marca en España cierra un círculo perfecto: siento una conexión profunda, casi sanguínea, con los valores de la Maison.
¿Cómo describiría su estilo profesional al dirigir esta marca? ¿Qué valores empresariales intenta transmitir a través de YSL?
En L'Oréal tenemos un lema que me define bien: hay que ser "poeta y granjero". Poeta para soñar, para tener la visión artística y la abstracción necesaria para elevar la marca. Y granjero para tener los pies en la tierra, conocer el negocio y conectar con la realidad del terreno. Mi estilo de liderazgo se basa en tener una visión clara, porque "visión sin acción es alucinación".
Me obsesiona crear las condiciones para que mi equipo brille. No me importan los títulos, sino que quiero que cada persona, de las más de 40 que forman el equipo directo más todos nuestros partners, sienta que puede aportar y desafiar el status quo. Me considero un "arquitecto de marca": defino el techo (la visión) y construyo los pilares con la gente. Confío mucho en mi intuición para anticipar lo que viene, algo que antes me costaba explicar pero que ahora, con la madurez, utilizo como una herramienta estratégica para guiar al equipo hacia el futuro.
¿Cómo aborda la sostenibilidad dentro de la marca? ¿Qué visión tiene para YSL en términos de impacto ambiental? ¿Qué papel juegan los ingredientes o packaging en la estrategia de sostenibilidad?
Como marca con una exposición global masiva, la sostenibilidad no es negociable. Y es que con el poder viene la responsabilidad. Y es algo fundamental en todo lo que hacemos. Por ejemplo, hemos revolucionado nuestro packaging haciendo que casi todos nuestros productos icónicos sean recargables (refillable). No se trata solo de cambiar el envase, sino de diseñar un sistema de lujo con un mecanismo de enganche preciso que haga que el gesto de recargar sea deseable y no una pereza para el consumidor. También hemos eliminado plásticos vírgenes y usamos 100% plástico reciclado y reciclable en muchos de nuestros componentes.
A nivel de ingredientes, tenemos los Jardines Comunitarios de Ourika, en Marruecos. Es un lugar mágico donde cultivamos ingredientes clave como la granada o el azafrán, pero con un impacto social real: trabajamos con cooperativas de mujeres locales para empoderarlas económicamente. Cada producto de YSL contiene al menos un ingrediente proveniente de estos jardines. Es un círculo virtuoso de lujo ético y calidad botánica.
¿Cómo plantea el rol de la marca dentro de un lujo más ético y tecnológicamente avanzado?
Nuestro compromiso va más allá del producto. Tenemos el programa global “El Abuso No es Amor (Abuse is Not Love)”, en el que colaboramos con fundaciones como la Fundación Ana Bella en España. Utilizamos nuestra plataforma para educar y sensibilizar sobre la violencia de pareja, especialmente entre los jóvenes. Enseñamos a identificar las "9 señales de alerta" (como que te pidan las contraseñas del móvil), porque muchas veces el abuso empieza de forma sutil. Esto es un "no negociable" para nosotros. Saint Laurent amaba profundamente a las mujeres y creó moda para liberarlas. Nosotros seguimos ese legado liberándolas no solo estéticamente, sino también de jaulas mentales y relaciones tóxicas.
¿Qué tecnologías están influyendo en la marca en cuanto a la experiencia del consumidor (IA, realidad aumentada, diagnósticos…)?
La tecnología es un catalizador de experiencias. Hemos lanzado Rouge Sur Mesure, un dispositivo de personalización en casa basado en tecnología Perso. Utiliza cartuchos de nuestras fórmulas icónicas y, mediante una app e IA, permite crear hasta 4.000 tonos de labiales. Puedes escanear el color de una vajilla o de un vestido y la máquina reproduce ese tono exacto para tus labios. Incluso tiene un "estilista de tonos" que te recomienda combinaciones cromáticas clash típicas de YSL.
En tienda, tenemos el Shade Matcher para fondos de maquillaje. Su lente es diez veces más precisa que el ojo humano, analizando no solo el color sino los subtonos de la piel para recomendar la rutina perfecta. Por último, lo más revolucionario es Scent-Sation: se trata de un casco neuro-conectado que mide la actividad neuronal del cliente ante diferentes familias olfativas. Supera el simple "me gusta/no me gusta" y nos dice qué fragancia necesita realmente tu cerebro para sentir bienestar. Es la hiper-personalización llevada al extremo emocional.
¿Qué criterios sigue para seleccionar colaboraciones con artistas, científicos o instituciones?
Como señalaba antes, buscamos afinidad y alineación de valores: audacia, libertad y creatividad. Huimos de lo convencional y del consenso fácil. La música es parte del ADN de la marca —nos gusta el rock and roll, el pop con carácter—, y por eso colaboramos con Dua Lipa, Lenny Kravitz o, a nivel local, con Aitana y Arón Piper. En el arte, buscamos instituciones que quieran rejuvenecer su imagen y dialogar con la modernidad, como hicimos con el Museo Reina Sofía.
¿Hay algún proyecto cultural o artístico que tengan en mente actualmente?
El evento "Huellas" en el Reina Sofía fue un hito. Llevamos a 800 personas a bailar música electrónica frente al Guernica, fusionando la alta cultura con la energía de la noche. Ahora vamos a replicar esa apuesta por la descentralización cultural en Málaga con un gran evento junto al Centro Pompidou. Es un guiño precioso, ya que el Pompidou de París va a cerrar por obras, y nosotros celebramos la belleza en su sede hermana. Coincide con el encendido del alumbrado navideño y, como decimos en YSL, "La luz nos pertenece". Queremos tocar el corazón de la gente en su propia tierra, saliendo del eje Madrid-Barcelona.
¿Hay iniciativas de investigación o innovación en las que YSL esté trabajando actualmente?
Aunque mucho es confidencial, puedo adelantar que seguimos empujando los límites del rendimiento. Este año hemos lanzado el colorete Make Me Blush, que ha sido viral y un éxito rotundo. Durante años el colorete era un producto "ok", pero este lanzamiento ha elevado la categoría. Es una paradoja tecnológica: es líquido pero se transforma en polvo, tiene una pigmentación altísima pero se difumina con total control, y no marca los poros ni las arrugas, por lo que es intergeneracional. Mi obsesión es seguir la estela de la tecnología móvil: cada lanzamiento debe ser una actualización de sistema, una versión superior de lo que existía antes.
¿Qué podemos esperar de YSL Beauty en los próximos años?
Mi sueño es consolidarnos como la marca número uno de la belleza selectiva, pero sobre todo aspiro a que seamos un motor de cambio social. Queremos seguir utilizando nuestra voz para elevar conciencias, rompiendo prejuicios sobre la masculinidad con fragancias como MYSLF y luchando contra la violencia de género. Es nuestra humilde condición: usar nuestro altavoz para mover las mentes y las sociedades.
¿Qué legado le gustaría dejar como director de esta firma de lujo?
Me gustaría dejar una marca que sea percibida no solo por su estética divina, sino por su fondo. Que no sea solo la "chica guapa", sino una figura con alma, que resuena con la época y conecta con la vida real de las personas. Ya sea a través de un objeto físico o de una idea idealizada, quiero que YSL Beauty entre en la vida de la gente aportando valor. Si puedo contribuir a elevar la conciencia de alguien hacia la sostenibilidad o el respeto social, habré ganado. Ese es el legado en el que, junto a mi equipo, pongo todo mi esfuerzo y pasión.



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