
Todo se resume a málaga, donde Cristina paseaba entre naranjos y ruinas romanas. Donde su cliente era su casita de muñecas, en la cual desarrollaba la imaginación. un torbellino de ideas que ahora pone en práctica en los proyectos, siempre buscando ese detalle que hace el todo algo único y original. Siempre con una meta en mente, que el resultado evoque emoción.
Nos ha seguido desde el principio. Si no hubiese sido por Málaga, no nos hubiéramos conocido. Aunque siempre decimos, que el destino nos hubiera unido de una manera u otra. De los viajes y las distintas partes del mundo en el que ha vivido Marta, los muebles que restauraba su madre y láminas del mercado de Paris que enmarcaba hacen que los proyectos hablen de calidad, del bien y buen vivir y lo bien hecho. La combinación de aire militar y espíritu relajado de músicos, arquitectos e interioristas que forma su familia, proporcionan un perfeccionismo relajado a los espacios que diseñan.
Es esa CREATIVIDAD la que nos ha acompañado siempre y que hizo que, cuando nos conocimos en los pasillos de la universidad entre dibujos, planos, pinceles, soñáramos con ese ampersand que ahora une nuestros apellidos y lucen la puerta de nuestro Estudio de Interiorismo. Este es el resultado, pero empecemos por el camino andado y el que nos queda por andar.
Con veinticinco años, los días en el estudio se convertían en noche, y aceptábamos cualquier reto por pequeño que fuera. Nuestro gran primer proyecto, una casa de campo en Patones, nos marcó por el reto que supuso con sus accesos imposibles y que todo estaba protegido. Fue el comienzo de un largo listado de obras y clientes.
Todo comienza con una llamada, una vista al estudio para conocer a ese nuevo cliente que entra por la puerta lleno de ideas, emociones y esperanzas. Al que analizamos cual equipo de psicólogos e interrogamos con infinitas preguntas. Hasta que llega esa inspiración, esa creatividad y esa practicidad que dan como resultado su proyecto, su casa soñada.
Nos fascina idear espacios y el proceso de desarrollo de los planos y la obra, ya que no dejamos ninguna distribución sin explorar. En cada proyecto, introducimos una base neutra de calidad y diseños a medida, pero a la vez el espacio que esté al servicio del cliente, creando así proyectos únicos. Hay que hacer un proyecto personal e intransferible.
Con el tiempo y experiencia establecimos unas bases en el estudio: recuperar, el uso de materiales naturales de calidad e intentar satisfacer la lluvia de ideas que lanzan los clientes en las primeras reuniones. Ordenando los conceptos y guiándoles para conseguir casas vivibles, cálidas y armoniosas. Los propios espacios nos hablan, toman vida propia y el ojo, ya entrenado, es capaz de distinguir lo que vale y lo que no tanto, con bastante rapidez y criterio. Ese criterio que te dan tus vivencias, tu trayectoria y tus clientes. Hay una verdadera devoción por cada proyecto que abordamos, y la amistad que nos une, esa conexión, se nota en nuestro proceso creativo. Tan iguales y tan distintas. Lo que una carece, la otra lo complementa.
Para la decoración, fusionar piezas de época o reliquias familiares con otras más contemporáneas -incluso de diseño propio que ejecutan con nuestros artesanos-, creando así una sinergia y estilo clásico, renovado y con historia. Animamos a los clientes a arriesgar, les presentamos retos haciéndoles que salgan de su zona de confort. Ser prácticos, pero atrevidos: colocar una chaise Longue blanca de Olivier Mourgue junto a un sofá hecho a medida; colgar un tapiz de la Real Fábrica de tapices de Berenis en un salón de doble altura con techo industrial de hormigón.
Actualmente, contamos con un equipo de arquitectos e interioristas, con los que realizamos proyectos desde cero e incluimos arquitectura, interiorismo y decoración. Desde una vivienda de setecientos metros cuadrados, a dos casas en el Pantano de Entrepeñas que nada tienen que ver entre ellas. Y esperemos que aún con muchos proyectos por escribir.
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