Después de conquistar Marbella, Tragabuches ha abierto sus puertas en el madrileño barrio de Salamanca con un modelo de cocina non-stop en el que podrás hacer cualquiera de las comidas del día. Corría el verano de 1998 cuando un Dani García de tan solo 22 años abría Tragabuches en Ronda. No se trataba de un restaurante vanguardista y multipremiado, sino el primero de kilómetro cero, con Andalucía como protagonista indiscutible de su propuesta. Su nueva apuesta en la capital tiene sus ojos en su tierra, mostrando cultura, productos y materia prima andaluza con platos de cuchara y recetas de toda la vida llevados al momento actual.
El espacio cuenta con tres plantas y tres zonas bien diferenciadas: la barra, el salón y cuatro reservados. El salón tiene una carta combinación de platos nuevos y otros que se recuperan, reinventados, del Tragabuches original. Platos fríos como el salpicón de mariscos o la milhoja de foie y queso de cabra de Ronda con manzana verde caramelizada (1998), con otros calientes como el rabo de toro guisado y desmigado envuelto en ravioli (1998). Tampoco faltan bocados clásicos a base de huevos camperos, como la tortilla de patatas tradicional o la de zurrapa, y una selección de guisos andaluces como el arroz meloso de morcilla de Ronda y navajas (1999).
La boutique de pescados y carnes de Andalucía a la parrilla cuenta con una selección de la mejor pesca del día y también de las mejores piezas de chivo malagueño asado y carne en su punto óptimo de maduración. Para ensalzar cada elección, la parte líquida de su bodega viene definida por muy buenos productores, excelentes añadas, una gran variedad geográfica que no olvida una importante selección de Champagne y Borgoña. No falta su particular
guiño a los vinos andaluces, tanto Blancos Tranquilos como Jerez.
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