Sueño o coche del año, da igual. La gran e importante verdad es que el mundo del automóvil presume del paso adelante del mayor fabricante de coches surcoreano. El personifica la excelencia en la ecuación precio-producto, relación que además mantiene en constante mejora. El futuro fue ayer, y sus baterías siguen siendo objeto de trabajo -para que la autonomía, a su vez, siga creciendo-, alcanzando el fantástico sabor de boca que dejaban los detalles de su equipamiento interior o sus elementos y atenciones en el campo de la seguridad.
Desde Corea llegaba al mundo el año pasado un crossover eléctrico con apariencia de compacto. Directo al segmento D, empezaba a ofrecerse con un motor de 170 caballos y batería de 53 kWh, cifra que acerca la autonomía hasta los 384 kilómetros. La potencia se abraza a la capacidad neta de su batería, de modo que cuando la gama crece hasta los 229 caballos y llega incluso a los 325 -doble motor y tracción total- son 507 y 454 los kilómetros de libertad de rango, respectivamente. El precio sube, obviamente, pero no más que la satisfacción que se experimenta atrayendo miradas de dentro y fuera de la familia.
Algo grande está en tus manos: sus 4.635 mm de longitud son el recipiente perfecto para modernidad. El modelo entra por los ojos nada más encarar un primer “cara a cara” -que pide a gritos su reducida parrilla y su frontal de ópticas finas y estrechas- y la deportividad “calza” 20 pulgadas. Por dentro, esta vez sí, el futuro del mañana; “icono” o “único”, todo adjetivo es incompleto.
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