Omar Matos Méndez, estudiante de sastrería en “La confianza”
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Omar Matos Méndez, estudiante de sastrería en “La confianza”



Su nombre es Omar, nació en República Dominicana y creció en el Nueva York de los 90. Licenciado en A.D.E por la Universidad Monroe College en el Bronx, empieza a trabajar en moda a temprana edad, cuando aún estudiaba la carrera, mano a mano con el diseñador Americano Kenneth Cole. Trabajaría luego como agente de modelos (booker), llegando a España en abril de 2010 como invitado a trabajar para Elite Model Management en Barcelona. Hoy Omar es uno de los estudiantes de sastrería por la Asociación de Sastres Nacional.


¿Qué inspira para convertirse en sastre y estudiar en la escuela de sastre de la Asociación de Sastres Nacional?

Nací en Haina, un municipio costero de Santo Domingo, entre casta obrera y limitados recursos, donde hombres y mujeres mandaban a hacer sus ropas de diario y de fiesta, ya que su poder adquisitivo no siempre les permitía gastar en moda ready-to-wear o Prêt-à-porter. Los niños del pueblo vestíamos de uniforme de pantalón kaki y camisa manga corta azul, hecho por modistas locales, ya que un uniforme comprado en una tienda disparaba el presupuesto familiar. Mi hermana mayor, Francelia, siempre tan coqueta y agraciada, solía comprar revistas de moda y con ella aprendimos sobre estilo y nobleza. El crecer en medio de dos creencias espirituales enfrentadas entre sí como los cristianos evangélicos, que visten con gran modestia y elegancia, y el voodoo, con todo su folklore y colorido, me inspiraron siempre.


¿Cuál es su especialización o área de enfoque principal dentro de la moda y la confección?

La sastrería. Es todo un arte, pues un sastre es ante todo un artesano. A veces, es difícil entender el alcance de esta profesión que tiene años de herencia cultural y que se encuentra en declive y amenazada por el fast fashion. Mi objetivo es crear prendas, diseños minimalistas de corte limpio que, de alguna manera, generen experiencias maravillosas, atractivas, concretas y, a ser posible, memorables para cada cliente.


¿Qué diseñadores o estilos de moda han influido en su trabajo y/o en usted a lo largo de su carrera?

Alexander McQueen fue un diseñador que despertó en mí un gran interés. “EYE” se llamó el desfile, era la semana de la moda, septiembre de 1999 y lo recuerdo porque el huracán Floyd azotó la ciudad. Todos los diseñadores cancelaron sus desfiles, pero McQueen siendo un “chico malo” decidió seguir adelante. A eso es a lo que yo llamo ser “disruptivo”. Éramos cientos de personas en aquel muelle, era su primer desfile en NYC y nadie quería perdérselo. Viví en primera persona la emoción de ver a Alexander McQueen querer convertirse en una estrella… ¡Mereció la pena la gripe que vino después!

Mi padre jugó un papel importante en cómo percibo el estilo. Un hombre orgullosamente negro, elegante en las formas, ávido lector, atento a su cuidada barba y ataviado con un jersey de cuello alto de color rojo que hoy quedaría igual de bien que entonces, es así como siempre le recuerdo.

En cuanto a mis influencias, Manhattan, culturalmente y emocionalmente hablando, es un fundamento muy importante. Crecí en Washington Heights donde hasta el desaprensivo narcotraficante de la esquina vestía lo mejor de Calvin, Versace, con una sudadera en tweed de Polo mientras escuchaba a Biggie Smalls en su Boom box. John F. Kennedy High School en el Bronx es donde hice mis cuatro años de bachillerato. Allí convergimos jóvenes de muy distintas nacionalidades, cada uno con estilos muy particulares y entrelazados entre sí. Fuimos entonces creando "tribus" con líneas de pensamiento y creencias similares. Calvin Klein, Jil Sander, Helmut Lang, Polo Ralph Lauren, Náutica, Marithé + Francois Girbaud o Phat Farm fueron sin duda constructores de sueños para mí.

¿Cómo se mantiene al tanto de las últimas tendencias en la moda?

Las modas y las tendencias van, vienen y desaparecen con la misma rapidez con las que se establecen, pero el estilo es eterno, como ya dijo Saint Laurent.


Personalmente creo que la forma óptima de estar al tanto de las tendencias es observando (se aprende más observando que hablando). Observo desde el respeto a la gente en la calle, cómo se mueve; cómo es su lenguaje no verbal; qué quiere decir o transmitir con su ropa; cómo se siente con esa indumentaria… Una camisa blanca es común y ordinaria en términos de tendencia, pero en términos de estilo, para Carolina Herrera las camisas blancas son lo que fueron las gafas negras para Karl Lagerfeld, o lo que es el bob para Anna Wintour. Son símbolos que identifican a la persona.


¿Qué aspectos de la moda española le inspiran o atraen más?

La moda masculina en España sufre cambios constantes que se deben a los muchos y diferentes estilos de vida que se han desarrollado. El hombre trabajador, el cabeza de familia, el metrosexual, el hipster, el tecno-sexual, el hippie…, todos rompen con los estereotipos del hombre clásico, introduciendo ropa más holgada, prendas coloridas, y complementos hasta hace poco exclusivos para mujeres.

Es un sector de vanguardia, aunque no se le dé el reconocimiento adecuado a la buena calidad, la creatividad y producción del producto nacional. Un buen ejemplo fue Del Pozo bajo la dirección de Josep Font. Maravilloso, pero no se le dio el apoyo ni la visibilidad merecida. El estilo casual actualmente es forma de vestir. Hay ejemplos como Massimo Dutti y su línea de sastrería y ropa casual, o marcas como Scalpers que modernizan y dan originalidad a la moda masculina.


¿Qué habilidades específicas ha adquirido en la escuela de sastre que crees que le diferencian de otros sastres?

La confianza te enseña a coser artesanalmente, la atención total al mínimo detalle. No se utiliza máquina excepto en ocasiones excepcionales. Aquí te transmiten el valor y la importancia de cómo la artesanía y el diseño van de la mano en la apuesta por la calidad. Entre las características principales del concepto, destacan el buen gusto, la originalidad, el proceso de creación artesanal, el tipo de telas utilizadas y la combinación de las mismas.

¿Qué desafíos ha enfrentado en su camino al éxito como sastre?

El principal reto a enfrentar es el de adquirir una buena y sustanciosa formación de los procesos creativos artesanales. El segundo es disponer del tiempo necesario para poder dedicarse a practicar hasta conseguir tener soltura y fluidez con la costura y el corte, y el tercer paso es afrontar el punto económico. Estudiar sastrería artesanal es un lujo que no todos pueden permitirse. También, las sastrerías actuales son pocas y no aceptan aprendices, es un gremio muy cerrado. Por tanto, paciencia y constancia. Nadie se hace un buen sastre de la noche a la mañana, hay que ser perseverante.

¿Cuál es la importancia de la artesanía y la sastrería a medida en la moda contemporánea?

La sastrería es un oficio milenario que resiste la prueba del tiempo evolucionando con las cambiantes tendencias de la moda y la tecnología. El sastre transforma telas para convertirlas en prendas meticulosamente entalladas que dan vida a la individualidad y al estilo. Siempre será relevante en el mundo de la moda, y en la moda contemporánea juega un papel cada vez más importante. Cada vez más personas son conscientes de esta tendencia y les gusta la idea de tener prendas a medida y de alta calidad.

Lucir bien con lo que usas es una cosa, pero sentirte cómodo y asegurarte de que la ropa te quede bien es igualmente importante. Encontrar prendas de vestir que tenga todo lo que deseas en términos de estilo, color, talla, etc, es casi imposible. Sin embargo, con las prendas hechas a medida, es fácil; es un proceso simple y fácil para el cliente, pues los servicios hechos a medida requieren de muy pocas pruebas. Es un trámite rápido y sencillo que se convierte en una experiencia agradable.


¿Qué consejo daría a otros estudiantes?

Mi mejor consejo es que sea disruptivo y no solo diseñe productos. Encuentra tu tribu y tu voz. Para mí, la sastrería en la moda es un lenguaje de impacto, de percepción, es un símbolo de poder adquisitivo. Se trata de personas; de sexualidad y erotismo; de política y de trasmitir emociones. Un buen sastre, en esencia, tiene que entender cómo se relaciona su ropa o atuendos con su cliente, conocer a esa tribu y saber qué quiere hacer y qué quiere decir.


¿Cuál es su visión a largo plazo para una carrera en el mundo de la moda y la sastrería?

Mi visión a largo plazo es llegar a crear mi propio estudio de sastrería en Madrid. Crear colecciones cápsulas, de edición limitada. Un producto cuidado, piezas funcionales, con un estilo atemporal, hechos en materiales y siluetas que encarnen el espíritu de mi visión y que sean parte de un fondo de armario sólido y de calidad. Mi objetivo en la sastrería masculina es potenciar la sofisticación en los convencionalismos personales del hombre de hoy, creando piezas que encajen entre sí. Cuando se adquiera una de estas prendas hechas a mano, su poder de combinación será tal que se ajustaran a diferentes contextos. Prendas sofisticadas y depuradas, con un toque distintivo y un diseño y patrón únicos. Vestir bien es un código moral.


¿Tiene algún proyecto o meta profesional a corto plazo?

Aprender más, mejorar y evolucionar, nutrir mis conocimientos y ponerlos en práctica. Deseo trabajar en alguna casa de moda española que me permita aplicar todo lo aprendido.



 



 




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